domingo, 19 de marzo de 2017

Recibamos el Equinoccio de Primavera a las 4.28 horas del Centro de México

Por Mario Luis ALTUZAR SUÁREZ
De Arcano Político


Inicia el Equinoccio de Primavera a las 10.28 horas Tiempo Universal, 4.28 del Centro de México, de este lunes 20 de marzo, cuando el día tiene una duración igual a la de la noche en todos los lugares del mundo, venerado por los antiguos mexicanos por marcar el principio de la siembra de los alimentos en la cohabitación energética del Sol y la Tierra.

Se visten de gala los Centros Ceremoniales, entre los que destacan la Pirámide del Sol en Teotihuacán “'lugar donde los hombres se convierten en dioses” en el Estado de México, El Cerro de la Estrella en Iztapalapa en la Ciudad de México, Chi Chen Itza “boca del pozo de los brujos del agua” en Yucatán, el Templo del Sol en Palenque, Chiapas.

Todos coinciden en esperar la Fuerza Divina de Tonatihu en los meshicas o Kinich Ahau en los mayas, que inyecta energía de vida a Quetzalcóatl, el Divino Gemelo o Serpiente Emplumada, y baja a la Tierra para penetrar a la semilla oculta que se transforma en una planta de alimento para los Residentes Efímeros del espacio tridimensional.

Un fenómeno natural que se repite al interior del cuerpo para recibir por la coronilla que es la flor de los mil pétalos, la Fuerza Divina, y se expande en el interior material para iluminar y despertar cada uno de los chacras que al llegar al primero, como una Serpiente Divina, la Kundalini, reanima la Fuerza de la Energía intangible para conectar al Hombre con Dios en la vibración genómica.

Puede observarse el ejercicio en el plano tridimensional en Kukulkan, con un juego de luz y sombra, que representa la "bajada" de Kukulcán a la tierra, los mayas simbolizan el mandato superior de acudir a la labor agrícola, ante la inminencia de la llegada de las lluvias, al concluir marzo en que se inicia la temporada de siembra de la milpa en la región.

Para los astrónomos, es el momento en que el Sol está en el primer punto de Aries. Sin embargo, en el presente, la constelación que le nombra se encuentra en Píscis debido a la precesión, el cambio lento y gradual en la orientación del eje de rotación de la Tierra, que hace que la posición que indica el eje de la Tierra en la esfera celeste se desplace alrededor del polo de la eclíptica, trazando un cono y recorriendo una circunferencia completa cada 25 776 años.


A principios de la era cristiana el Sol se proyectaba al comienzo de la primavera en la constelación de Aries. Actualmente, 2.000 años después, ha girado un ángulo de 50,2511 × 2000 = 27,92° y se proyecta en Piscis.

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